Si bien Darío nunca estuvo en la República Dominicana, mantuvo relaciones de amistad con gran número de poetas e intelectuales oriundos de este país caribeño. Entre ellos cabe citar a Fabio Fiallo, Tulio Cestero, Osvaldo Bazil, Andrejulio Aybar, Ricardo Pérez Alfonseca, Américo Lugo y Max Henríquez Ureña.
El día 6 febrero 1946, en celebración del 30 aniversario de su muerte se inauguró de la plaza Rubén Darío, frente a la avenida George Washington, un monumento conmemorativo. Estaba constituido por una lira sobre un pedestal de granito, pero en 1973 el instrumento musical fue reemplazado por un busto del poeta de autor poco conocido (Priego)
Rubén Darío escribió un poema denominado “A la República Dominicana”, cuyos versos están distribuidos en cuartetas y que se reproduce a continuación:
Olor a nardos y olor a rosa
lo que adivino, lo que distingo
el sol, los pájaros, la mariposa
Santo Domingo Santo Domingo.
Yo te adivino, yo te distingo
lo que algún día me pueda ser
Santo Domingo Santo Domingo
que yo algún día te pueda ver.
Dios permitiera que yo algún día
llegara a costa que bellas son,
por sus historias, su melodía
su entusiasmo y su Colón.
Oh República Dominicana
tu que deberías estar
como una virgen en su altar
en toda patria americana
Tú que eres la sublime hermana
que nos dio nuestro despertar
mereces la voz soberana
toda la tierra y todo el mar.
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