La Plaza Rubén Darío es un espacio verde y público en el barrio de Recoleta, en la ciudad de Buenos Aires. Es un lugar de recreación concebido con el doble propósito de ofrecer cultura y diversión.
Allí se encuentra desde 1997 el monumento "Canto a la Argentina", dedicado al poeta nicaragüense Rubén Darío, que alude a una composición homónima escrita por él. Pero también hay otros monumentos menores, como “El Segador” y “El sembrador” de Costantin Emile Meunier, el “Héroe Sin Tumba” de Philip Jackson, “Meditación” de Luis Sandrini, “El Hombre parlante” y “Grupo desnudo” de Drivier y “El Centauro Moribundo” de Antoine Bourdelle. En este lugar, el Gobierno de la Ciudad inauguró en 2009 el “Paseo de Esculturas”, un espacio para el montaje de exposiciones temporales de esculturas al aire libre
Además, hay un sector de juegos infantiles y un estanque utilizado por los fanáticos de los modelos a escala para realizar sus competiciones.
La historia del monumento a Rubén Darío comienza en 1967, cuando con motivo del homenaje que se rindió al poeta en el centenario de su nacimiento, la ciudad de Buenos Aires resolvió encargar al escultor argentino José Fioravanti, una obra conmemorativa.
Sobre una base de manpostería y espejo de agua revestido en mármol, emerge la figura del poeta, esculpida en bronce, flanqueada por dos figuras mitológicas. En su coronamiento tiene un caballo alado que simboliza a Pegaso..
En el reverso del monolito puede leerse la estrofa final del Canto a la Argentina:
¡Argentina tu día ha llegado!
¡Buenos Aires amada ciudad.
El Pegaso de estrellas herrado
Sobre ti vuela en vuelo inspirado!
Oíd mortales, el grito sagrado:
¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad!
El monumento estaba originalmente en la actual Plaza Evita, junto a la Biblioteca Nacional, pero en 1997, con la inauguración del actual Monumento a Evita, el de Darío fue trasladado a su lugar actual
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