jueves, 23 de noviembre de 2017

Rubén Darío en los sellos de México


Solo en una ocasión estuvo el poeta nicaragüense en México, entre el 5 y el 12 de septiembre de 1910, en su viaje frustrado para asistir a las celebraciones por el centenario de la independencia mexicana. Formaba parte de la delegación que Nicaragua enviaba al evento.

Pero Darío se mantuvo muy conectado con México a través sobre todo de dos grandes amigos, Amado Nervo y Alfredo Ramos Martínez. Éste último fue un reconocido pintor mexicano al que conoció en París en 1901, y con el que compartió hasta 1909 la vida parisina, sus experiencias artísticas y mundanas. Alfredo Ramos es considerado el padre de la pintura moderna en México y precursor de los afamados muralistas mexicanos, Rivera, Orozco y Siqueiros.

En 1966, con motivo de celebrarse el cincuentenario del nacimiento del poeta nicaragüense, la administración de correos de México tomó la decisión de emitir un sello postal en homenaje a Rubén Darío.

Para el diseño del sello se eligió un retrato del poeta, pintado por Alfredo Ramos Martínez, De esta circunstancia se hace eco la Sociedad Filatélica de México, que en su Boletín número 39, correspondiente a 1966, informa también de que en esas fechas el cuadro formaba parte de la colección personal de Carlos Pellicer, poeta, escritor, museólogo, fervoroso dariano y coleccionista de arte prehispánico.

El sello se puso en circulación el 17 de marzo de 1966, con un valor facial de 1.20 pesos y una tirada de 500.000 unidades.

El encargado de realizar el grabado, en la placa de impresión que se utilizó para imprimir el sello, fue Salvador Pruneda, quien fuera periodista, miembro fundador del diario Excelsior, escritor, ilustrador y pionero del cine en México, y que ya había realizado algunos encargos de este calibre para el correo mexicano. El resultado es un excelente trabajo, en el que destaca el trazo limpio y la armonía del dibujo, características que ya aplicó en su famoso dibujo sobre Benito Juárez para otro sello postal.

De esta manera, el sello dedicado por México a Rubén Darío, se convierte en una obra de arte sobre otra obra de arte. Y así lo reconoce la Administración de Correos, que imprime al pie del sello los nombres de los dos artistas, S. Pruneda y  Ramos Martínez.

Carlos Pellicer falleció en 1977, y desde entonces el retrato de Darío, que sirvió para componer el sello postal, permaneció fuera del ámbito público. De hecho, hasta ahora, no existía en Internet ninguna foto o descripción del cuadro. Llama la atención que, entre las casi cuatrocientas obras que componen el catálogo de Alfredo Ramos,  tampoco este cuadro está registrado. Hasta que recientemente reaparece expuesto en la Universidad de Oslo. A esta institución académica fue donado en 2017 por Juan López Pellicer, sobrino de Carlos Pellicer y catedrático emérito de literatura hispánica en esa universidad noruega.

Al contemplar el cuadro, del que el sello postal es una copia estilizada, llama la atención que su estilo corresponde a una época tardía del pintor, probablemente de fecha posterior a 1920. Por lo tanto, cuando lo pinta, ya hace tiempo que Darío ha fallecido, y lo representa en una etapa de madurez, destacando en él su fuerza expresiva y un carácter firme y decidido. Si observamos la dedicatoria “A mi amigo Carlos Pellicer, hermano de Rubén”  puede pensarse que o bien fue un encargo personal o un regalo que el pintor quiso hacer a un amigo del que conocía su admiración por la obra de Darío.














Dos hechos avalan esta cronología: por un lado el estilo pictórico del cuadro, más propio de sus obras posteriores a esa fecha; y por otro lado la amistad que unió  al pintor con Carlos Pellicer.

La primera referencia que se tiene de un encuentro entre ambos, sucede con motivo de celebrarse en 1921 la asamblea para constituir la Federación de Intelectuales Latinoamericanos, en octubre de ese año, auspiciada por José Vasconcelos. Ambos son firmantes del documento. En ese momento Carlos Pellicer tenía 24 años y Alfredo Ramos 50 años. Unidos por un mismo ideal estético y político, es de suponer que, como se desprende de la dedicatoria, llegaron a consolidad una buena amistad.

Puede decirse que esta es la primera vez que el retrato de Rubén Darío está disponible para la contemplación pública y que puede así mismo verse en Internet. Para quienes no tenemos la oportunidad, a corto plazo, de ir a Oslo, podemos ahora conocerlo y disfrutarlo en este blog, gracias a la gentileza de Julián Cosmes Cuesta, que ha proporcionado esta información y las dos fotografías que acompañan el texto.

Si quiere conocer los otros retratos que Ramos Martínez pintó sobre Rubén Darío, se recomienda leer el artículo de este blog Ramos Martínez, el pintor que hizo tres retratos de Darío 



Referencias
Carlos Pellicer (1897 – 1977) poeta, escritor, museólogo, fervoroso dariano que siempre reconoció su deuda con el poeta nicaragüense y un afamado coleccionista de arte mexicano prehispánico.

Diario El Sol, Madrid, 29 octubre 1921 (Se hace eco de la Asamblea donde se constituye la Federación de Intelectuales Latinoamericanos)

Salvador Pruneda (1895 - 1985) fue el diseñador de una gran cantidad de sellos postales entre los años 1965 y 1974, por encargo de la Administración del Correo de México. En 1914 se incorporó a las tropas constitucionalistas, obteniendo el grado de Mayor. En 1917 fue fundador del periódico Excelsior. Trabajó en The Times, La Opinión y Examiner. En 1926 hizo una película de caricaturas mexicanas para el departamento de Salubridad, que fue la primera cinta hablada. Fue caricaturista del periódico El Nacional, donde creó su famosa tira cómica Don Catarino y su familia. Es autor del libro La Caricatura como arma política (INEHRM, 1965)

Julián Cosmes Cuesta se desempeña como profesor en la Universidad de Oslo. 

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