viernes, 25 de agosto de 2017

Rubén Darío en los sellos postales de Cuba

Desde mi afición a la filatélica siempre quise conocer a un diseñador de sellos postales. Sentía admiración por su trabajo y al contemplar mis sellos preferidos trataba de imaginarme como había sido su proceso creativo. Sobre todo me interesaban los porqué. ¿Por qué había escogido esa imagen?. ¿Por qué ese color?. ¿Qué había querido representar? ¿Qué quería transmitir?. Y un día, de forma inesperada, la casualidad me llevó a encontrarme con la persona que había diseñado nada menos que un sello dedicado a Rubén Darío.

El afortunado encuentro tuvo lugar una soleada mañana de domingo del mes de junio, en la Plaza Mayor de Madrid. Allí todos los domingos y festivos del año se reúnen un buen número de coleccionistas para exponer sus artículos, ya sean sellos, monedas, billetes, tarjetas telefónicas, décimos de lotería, escrituras antiguas, corcholatas y cualquier otro objeto que sea coleccionable. Por allí, durante toda la mañana, circula un abigarrado grupo de compradores y curiosos que se asoman a las mesas en busca de algo llamativo, alguna rareza que, ocasionalmente, despierta su interés o su motivación de compra.

Ese día estaba allí buscando los sellos que Cuba emitió en homenaje a Rubén Darío y, después de indagar en varios puestos, alguien me dijo que aquel señor alto de camisa azul era la persona indicada, y me señaló su ubicación, no lejos de donde yo me hallaba.


Tenía su mesa de exposición ubicada fuera de los soportales, bajo una sombrilla, a la entrada de la plaza por la calle Postas. Alto, delgado, de unos sesenta y pocos años, buen conversador, de maneras agradables y educadas, cuando nos presentamos me dijo que se llamaba Carlos Echenagusía y que efectivamente tenía los sellos que buscaba. Pero los tenía en su casa, en el barrio de Tetuán. Quedamos en vernos allí dos días después.

Cuando llegué a su casa ya tenía dispuestos sobre la mesa un par de álbumes abiertos mostrando los sellos que buscaba. El pequeño despacho, iluminado por la radiante luz de junio que entraba por una amplia ventana, tenía las paredes cubiertas de estanterías donde se apretaban los clasificadores de sellos y los libros y catálogos de filatelia.

Me dijo que era cubano, que había trabajado en Correos de Cuba durante 30 años y que a comienzos de los noventa, después de hacer varios viajes a España había decidido establecerse aquí porque lamentablemente en Cuba ya no podía progresar profesionalmente. Pero todos los años regresaba a la isla donde mantenía fuertes vínculos familiares y personales.

--Durante muchos años diseñé sellos para Correos. Era una manera de ganar un dinero extra y terminé por aficionarme a ello. –me dijo

--¿Y como entra uno en esa dinámica, Correos os propone un concurso con una temática determinada?—le pregunté.

--A veces era así. Pero otras muchas veces era yo quien les proponía un tema. Por ejemplo con la Serie Latinoamericana. Se acercaba la conmemoración del descubrimiento de América y vi en ello una oportunidad. En 1987 les propuse ir haciendo cada año una serie que conmemorase ese acontecimiento. Propuse series de 20 sellos, por razones económicas. En aquella época nos pagaban 40 pesos por sello y si lo multiplicabas por 20 pues ya empezaba a ser algo.

--Entonces, ¿fuiste tú quien diseñó el sello de Darío de 1989?.

--Diseñé toda la serie de escritores latinoamericanos. Utilicé retratos disponibles de los escritores y en base a ellos pinté unas acuarelas. Tenían que tener el triple de tamaño que luego iban a tener los sellos, así al reducirlos se enmascaraba cualquier pequeño defecto que pudieran tener y también ayudaba a los grabadores a la hora de pasarlo a la placa base.

--Oye, yo siempre me he preguntado por qué se eligieron las orquídeas como tema para combinar con los escritores.—le dije

--Eso fue una idea mía. Si te fijas cada una de las seis series que se hicieron de la Historia Latinoamericana combina dos elementos: banderas nacionales y trajes típicos; músicos e instrumentos musicales; caciques indígenas y pájaros.

--Pero, por qué orquídeas.—Insistí.

--Eso fue algo espontáneo. Siempre me pareció que la orquídea era la creación natural más parecida a la poesía. Si te has fijado casi todos los autores que aparecen en los sellos fueron poetas. Tuve más problemas a la hora de elegir el elemento que combinaría con los caciques indígenas y acabé decidiéndome por los pájaros porque las plumas de determinadas aves representaban un atributo de poder.

Sus palabras me trajeron a la mente el bello poema “Orquídeas” del mexicano Jaime Torres Bodet: “Flor que promete al tacto una caricia/…/  que pensada en flor termina en ave/ porque su muerte es vuelo que se inicia”.

Por cierto que fue Enrique Torres Bodet quien escribió el ensayo "Homenaje a Rubén Darío" y lo leyó personalmente el 27 de enero de 1967 en el homenaje que se realiza en México al poeta nicaragüense con motivo del centenario de su nacimiento, a quien define como "varón solar y varón nocturno, un alma humilde y estremecida ante los augurios de lo fatal".

-¿Y por qué elegiste la brassavola acaulis para acompañar el retrato de Darío?

--Procuraba elegir orquídeas típicas de esos países.

--¿Y por qué Nicarao como cacique indígena para la serie caciques y pájaros?

--Me pareció el más representativo. Le dio el nombre al país.

--Disculpa que te haga tantas preguntas, pero siempre me llamó la atención que Nicaragua estuviera  representada en todas las series.

--Tengo buen recuerdo de Nicaragua. Estuve allí en los años ochenta, colaborando en Correos. Incluso míos son los diseños de buena parte de los sellos nicaragüenses de esa época.

Me enseñó un clasificador donde guardaba los sellos diseñados por él. Entre ellos reconocí muchos de los sellos nicaragüenses más emblemáticos de esa época: la serie mariposas nocturnas, los hongos, encuentro de dos mundos.

--Siempre me ha llamado la atención las bandeletas que tienen estos sellos de la serie “Encuentro de dos mundos” de 1988. --le comenté-- Son de los primeros sellos de Nicaragua que incorporan este apéndice sin valor postal.


--Los primeros sellos de Nicaragua que incorporan la bandeleta son los de la serie “Centenario de la motocicleta” de 1985. También se diseñaron en Cuba. Creo que el diseñador fue Alberto Franca, ya fallecido. Pero el primer país que empezó a utilizar este recurso, que se utiliza para realzar el sello, fue Israel. Ya lo estaba haciendo en los años 50.

Le agradecí sus explicaciones y antes de despedirnos me enseñó a preparar un compuesto químico para blanquear los sellos oscurecidos por el paso del tiempo y las bacterias, utilizando permanganato de potasio. Lo probé más tarde y funcionó de maravilla. 



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