Desde mi afición a la
filatélica siempre quise conocer a un diseñador de sellos postales. Sentía admiración
por su trabajo y al contemplar mis sellos preferidos trataba de imaginarme como
había sido su proceso creativo. Sobre todo me interesaban los porqué. ¿Por qué
había escogido esa imagen?. ¿Por qué ese color?. ¿Qué había querido
representar? ¿Qué quería transmitir?. Y un día, de forma inesperada, la
casualidad me llevó a encontrarme con la persona que había diseñado nada menos
que un sello dedicado a Rubén Darío.
El afortunado encuentro tuvo
lugar una soleada mañana de domingo del mes de junio, en la Plaza Mayor de
Madrid. Allí todos los domingos y festivos del año se reúnen un buen número de
coleccionistas para exponer sus artículos, ya sean sellos, monedas, billetes,
tarjetas telefónicas, décimos de lotería, escrituras antiguas, corcholatas y
cualquier otro objeto que sea coleccionable. Por allí, durante toda la mañana,
circula un abigarrado grupo de compradores y curiosos que se asoman a las mesas
en busca de algo llamativo, alguna rareza que, ocasionalmente, despierta su
interés o su motivación de compra.
Ese día estaba allí buscando
los sellos que Cuba emitió en homenaje a Rubén Darío y, después de indagar en
varios puestos, alguien me dijo que aquel señor alto de camisa azul era la
persona indicada, y me señaló su ubicación, no lejos de donde yo me hallaba.
Tenía su mesa de exposición
ubicada fuera de los soportales, bajo una sombrilla, a la entrada de la plaza
por la calle Postas. Alto, delgado, de unos sesenta y pocos años, buen
conversador, de maneras agradables y educadas, cuando nos presentamos me dijo
que se llamaba Carlos Echenagusía y que efectivamente tenía los sellos que
buscaba. Pero los tenía en su casa, en el barrio de Tetuán. Quedamos en vernos
allí dos días después.
Cuando llegué a su casa ya
tenía dispuestos sobre la mesa un par de álbumes abiertos mostrando los sellos
que buscaba. El pequeño despacho, iluminado por la radiante luz de junio que
entraba por una amplia ventana, tenía las paredes cubiertas de estanterías
donde se apretaban los clasificadores de sellos y los libros y catálogos de
filatelia.
Me dijo que era cubano, que
había trabajado en Correos de Cuba durante 30 años y que a comienzos de los
noventa, después de hacer varios viajes a España había decidido establecerse
aquí porque lamentablemente en Cuba ya no podía progresar profesionalmente.
Pero todos los años regresaba a la isla donde mantenía fuertes vínculos
familiares y personales.
--Durante muchos años diseñé
sellos para Correos. Era una manera de ganar un dinero extra y terminé por
aficionarme a ello. –me dijo
--¿Y como entra uno en esa
dinámica, Correos os propone un concurso con una temática determinada?—le
pregunté.
--A veces era así. Pero otras
muchas veces era yo quien les proponía un tema. Por ejemplo con la Serie
Latinoamericana. Se acercaba la conmemoración del descubrimiento de América y vi
en ello una oportunidad. En 1987 les propuse ir haciendo cada año una serie que
conmemorase ese acontecimiento. Propuse series de 20 sellos, por razones
económicas. En aquella época nos pagaban 40 pesos por sello y si lo
multiplicabas por 20 pues ya empezaba a ser algo.
--Entonces, ¿fuiste tú quien
diseñó el sello de Darío de 1989?.
--Diseñé toda la serie de
escritores latinoamericanos. Utilicé retratos disponibles de los escritores y
en base a ellos pinté unas acuarelas. Tenían que tener el triple de tamaño que
luego iban a tener los sellos, así al reducirlos se enmascaraba cualquier
pequeño defecto que pudieran tener y también ayudaba a los grabadores a la hora
de pasarlo a la placa base.
--Oye, yo siempre me he
preguntado por qué se eligieron las orquídeas como tema para combinar con los
escritores.—le dije
--Eso fue una idea mía. Si
te fijas cada una de las seis series que se hicieron de la Historia Latinoamericana
combina dos elementos: banderas nacionales y trajes típicos; músicos e
instrumentos musicales; caciques indígenas y pájaros.
--Pero, por qué
orquídeas.—Insistí.
--Eso fue algo espontáneo.
Siempre me pareció que la orquídea era la creación natural más parecida a la
poesía. Si te has fijado casi todos los autores que aparecen en los sellos
fueron poetas. Tuve más problemas a la hora de elegir el elemento que
combinaría con los caciques indígenas y acabé decidiéndome por los pájaros
porque las plumas de determinadas aves representaban un atributo de poder.
Sus palabras me trajeron a
la mente el bello poema “Orquídeas” del mexicano Jaime Torres Bodet: “Flor que
promete al tacto una caricia/…/ que pensada
en flor termina en ave/ porque su muerte es vuelo que se inicia”.
Por cierto que fue Enrique Torres Bodet quien escribió el ensayo "Homenaje a Rubén Darío" y lo leyó personalmente el 27 de enero de 1967 en el homenaje que se realiza en México al poeta nicaragüense con motivo del centenario de su nacimiento, a quien define como "varón solar y varón nocturno, un alma humilde y estremecida ante los augurios de lo fatal".
Por cierto que fue Enrique Torres Bodet quien escribió el ensayo "Homenaje a Rubén Darío" y lo leyó personalmente el 27 de enero de 1967 en el homenaje que se realiza en México al poeta nicaragüense con motivo del centenario de su nacimiento, a quien define como "varón solar y varón nocturno, un alma humilde y estremecida ante los augurios de lo fatal".
-¿Y por qué elegiste la
brassavola acaulis para acompañar el retrato de Darío?
--Procuraba elegir orquídeas
típicas de esos países.
--¿Y por qué Nicarao como
cacique indígena para la serie caciques y pájaros?
--Me pareció el más
representativo. Le dio el nombre al país.
--Disculpa que te haga
tantas preguntas, pero siempre me llamó la atención que Nicaragua estuviera representada en todas las series.
--Tengo buen recuerdo de
Nicaragua. Estuve allí en los años ochenta, colaborando en Correos. Incluso
míos son los diseños de buena parte de los sellos nicaragüenses de esa época.
Me enseñó un clasificador
donde guardaba los sellos diseñados por él. Entre ellos reconocí muchos de los
sellos nicaragüenses más emblemáticos de esa época: la serie mariposas
nocturnas, los hongos, encuentro de dos mundos.
--Siempre me
ha llamado la atención las bandeletas que tienen estos sellos de la serie “Encuentro
de dos mundos” de 1988. --le comenté-- Son de los primeros sellos de Nicaragua que incorporan
este apéndice sin valor postal.
--Los primeros sellos de
Nicaragua que incorporan la bandeleta son los de la serie “Centenario de la
motocicleta” de 1985. También se diseñaron en Cuba. Creo que el diseñador fue
Alberto Franca, ya fallecido. Pero el primer país que empezó a utilizar este
recurso, que se utiliza para realzar el sello, fue Israel. Ya lo estaba
haciendo en los años 50.
Le agradecí sus explicaciones y antes de despedirnos me
enseñó a preparar un compuesto químico para blanquear los sellos oscurecidos
por el paso del tiempo y las bacterias, utilizando permanganato de potasio. Lo
probé más tarde y funcionó de maravilla.