sábado, 26 de junio de 2021

Análisis del poema Dezir, de Rubén Darío

       Este poema forma parte del grupo "Dezires, layes y canciones", añadidas a la segunda edición de Prosas Profanas, publicada en 1901 en la librería de la Vda de C. Bouret, París-México. 
       Las raíces del poema están en la propia experiencia del autor. Lo que viene a decirnos es que, considerando que el sentimiento que acompaña al amor solo le ha procurado dolor, el poeta decide eliminarlo en sus relaciones románticas y quedarse únicamente con otros dos de sus componentes: la pasión y el deseo, igual que el sátiro de la mitología griega. 
       Es uno de los poemas más eróticos de toda la obra de Darío.

DEZIR

Reina Venus, soberana capitana

de deseos y pasiones,
en la tempestad humana
por ti mana
sangre de los corazones.

Una copa me dio el sino
y en ella bebí tu vino
y me embriagué de dolor,
pues me hizo experimentar
que en el vino del amor
hay la amargura del mar.

Di al olvido el turbulento
sentimiento,
y hallé un sátiro ladino
que dio a mi labio sediento
nuevo aliento,
nueva copa y nuevo vino.
Y al llegar la primavera,
en mi roja sangre fiera
triple llama fue encendida:
yo al flamante amor entrego
la vendimia de mi vida
bajo pámpanos de fuego.

En la fruta misteriosa,
ámbar, rosa,
su deseo sacia el labio,
y en viva rosa se posa,
mariposa,
beso ardiente o beso sabio.
¡Bien haya el sátiro griego
que me enseñó el dulce juego!

En el reino de mi aurora
no hay ayer, hoy ni mañana;
danzo las danzas de ahora
con la música pagana.

Comienza el poema con una alusión a Venus y sus poderes, capitana de deseos y pasiones que hace sangrar los corazones.

La segunda estrofa refleja el dolor que el amor ha traído a su vida: En la naturaleza espiritual (su copa) que le confirió el destino, bebió el vino del amor servido por Venus. Las consecuencias se señalan en el siguiente verso (embriagarse de dolor). 

Es probable que la expresión “el vino del amor”, la tomara de la poesía de Omar Khayyam, poeta persa del siglo XI, traducido al inglés en 1859 por Edward Fitzgerald, que tiene por título El vino del amor:

 Mi pobre corazón de angustia herido
y de locura, no podrá curarse
de esta embriaguez de amor, ni liberarse
de la prisión donde quedó sumido.
Pienso que el día de la creación
en que el vino de amor fue al hombre dado,
el que llenó mi copa fue esenciado
con sangre de mi propio corazón.

(Darío escribió una reseña sobre la primera edición del libro “Rubaiyat de Omar al Khayamm”, que publicó en La Nación el 21 de agosto de 1914. Esta reseña aparece ya como prólogo en las siguientes ediciones del libro).

Otro término interesante es la alusión al mar. Está relacionado con el amor, ya que de su espuma emerge Venus, pero al mismo tiempo es causa de amargura, ya que representa el peligro de lo desconocido, las privaciones y el sufrimiento.

En el poema Cantares Andaluces, que aparece en el libro Lira póstuma (1919), ya lo señala Darío al escribir:

 Mi nombre miré en la arena
y no lo quise borrar,
para dejarles mis penas
a las espumas del mar.
Para qué tanto pensar,
¿De dónde vienes, mi vida?
Vida mía, ¿adónde vas?
Ven a curarme esta herida,
que no se cierra jamás.
si en esta cosa tan pura
saboreamos la amargura,
la amargura de la mar.

En la siguiente estrofa del poema Dezir cuenta como se enfrenta al destino despojando al amor del sentimiento, lo que le asimila a la figura del sátiro, ya que, al amor desprovisto de sentimiento aún le quedan el deseo y la pasión.

Luego describe, con un erotismo bastante explícito, una de las formas en que sacia su deseo: el beso, ardiente y sabio del sátiro griego, el beso íntimo donde la boca sacia el deseo sobre la fruta misteriosa, ámbar y rosa. 

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